viernes, 11 de julio de 2014

EMPRENDIMIENTO DÉCIMO TALLER 1 PRIMER PERIODO 2015

USTED PUEDE SER UN EMPRENDEDOR EXITOSO


ACTIVIDAD 1

Para resolver en su cuaderno: 1.  Escriba un concepto propio sobre que es un emprendedor. 2. Elabore una tabla donde estipule los elementos a tener en cuenta para ser un emprendedor exitoso, cada elemento con sus contenidos. 3 Lea el cuento “EL EMPRENDEDOR QUE NO SABIA LEER NI ESCRIBIR” haga una historieta. 4. Describa en que momento del cuento el emprendedor utilizó cada una de las cualidades  para tener éxito.5. Haga una pirámide con términos vistos en esta unidad, iniciando con 5 letras hasta descender  15 escalones.   

Un emprendedor está en capacidad de hacer realidad una idea concreta de negocio de manera sostenible y que genere nuevos empleos. Quien elige este camino probablemente encontrara riesgos y obstáculos , pero aun así confía plenamente en su capacidad de innovación constante. Se trata de atreverse a ser diferente, a mostrarle al mundo sus ideas, con las cuales aportara al desarrollo de la sociedad.

PARA SER UN EMPRENDEDOR EXITOSO DEBO TENER:


  •     AUTOESTIMA:   Debe creer en sí mismo y aunque enfrente muchos retos, debe                                              confiar en que triunfara.


  •       HABILIDADES DE GESTIÓN: Debe ser altamente ordenado, con capacidad para                                         organizar los diversos recursos e inspirar una visión de negocios                                         al equipo de  trabajo.

  •        ALTA CAPACIDAD DE ADAPTACIÓN A LOS CAMBIOS: La flexibilidad del                                          emprendedor es parte primordial para el éxito.

  •  CURIOSIDAD: Debe ser capaz de ver algo más allá de lo obvio y buscar respuestas,                                   preguntarse cómo funcionan las cosas.


                            PARA SER UN EMPRENDEDOR EXITOSO DEBO SER:


CONSTANTE: Alcanzar los objetivos planeados no es fácil, debe esforzarse  y no            desanimarse aunque encuentre obstáculos en el camino.

           ARRIESGADO: Tiene que salir de la zona de comodidad que le proporciona un sueldo                                          seguro y lanzarse a una aventura difícil de recorrer.


           UN TRABAJADOR INCANSABLE: Olvide las jornadas laborales, el emprendedor le                                                                               dedica todo el tiempo posible a su proyecto.

           PLANIFICADOR: Cada vez que necesite enfocar sus esfuerzos, debe planificar. Esto                                               lo puede realizar de distintas formas.

           PROACTIVO: La proactividad  implica una iniciativa constante, ser organizado y                                                ordenado con los recursos, apostándole a la persecución de los objetivos.


ADEMAS DEBO TENER LAS SIGUIENTES CUALIDADES:

1. Mucha energía: Pareciera que los emprendedores están en constante actividad y no tuvieran descanso. Siempre están dándole vueltas a sus ideas y buscando formas de mejorar sus estrategias y negocios.
2. Es persuasivo: Un emprendedor lleva en su sangre la capacidad de persuasión con argumentos precisos. Podrá decirte qué es lo que necesitas y por qué lo necesitas de manera exacta. No tiene miedo a hablar con distintos tipos de persona. Tiene sus ideas tan claras que no vacila a la hora de presentarlas.
3. Es ingenioso: Las ideas fluyen sin parar de la mente de un emprendedor. Siempre encuentra una forma de resolver un problema de la manera en que otros ni se imaginarían.
4. Actitud ganadora: Tiene la gran capacidad de mantener la calma incluso en momentos complicados. Sabe ver las OPORTUNIDADES, reconocer las fallas y todo lo toma como una lección de donde extrae un aprendizaje.
5. Es seguro: A pesar de los mil problemas que pueda enfrentar, un emprendedor es seguro de sí mismo. “Si pasas por una situación difícil y te quedas paralizado, quizá no sea buena idea que tengas un negocio propio”.
6. Es oportunista: Pero veamos esta cualidad desde un punto de vista positivo. No es aquel que trata de sacar provecho con malas intenciones, sino que simplemente, un emprendedor siempre ve OPORTUNIDADES donde otros no las ven y está preparado a tomar acción en estas ocasiones.
7. Aprende de sus errores: Esta es una de las características que más define a un emprendedor, la capacidad de aprender para no volver a cometer las mismas fallas. Analiza sus conductas, reconocen sus equivocaciones y toman acciones correctivas.
8. Es analítico: Su cerebro trabaja 24/7. No hay forma de parar ese flujo de ideas que emergen de su cabeza. Cualquier noticia a través de la radio o la televisión, cualquier situación que vea en la calle, él la tomará como una herramienta, una oportunidad, una solución.
9. Sabe  comunicar: Es un comunicador innato. Es firme y directo al hablar.
10. Es luchador: Llevan el dicho de “Si te caes 7 veces, levántate 8” bien grabado en la mente. A pesar que no todas las ejecuciones de sus ideas resultan de la manera esperada, no se da por vencido. Aprende sobre aquello que no funcionó y vuelve a empezar de cero.
Dicen que los emprendedores que llegan a ser exitosos nacen con ciertas características diferenciales. Esto quizá sea cierto. Pueden existir ciertas cualidades innatas que faciliten el camino al emprendimiento; pero nosotros creemos que desarrollando habilidades, corrigiendo actitudes y capacitándose de la manera correcta, un emprendedor novato y perseverante puede llegar a ser muy exitoso.
EL EMPRENDEDOR QUE NO SABIA LEER NI ESCRIBIR



No había en el pueblo peor oficio que el de portero del prostíbulo. Pero ¿qué otra cosa podría hacer aquel hombre? De hecho, nunca había aprendido a leer ni a escribir, no tenía ninguna otra actividad ni oficio.

Un día, se hizo cargo del prostíbulo un joven con inquietudes, creativo y emprendedor, que decidió modernizar el negocio. Hizo cambios y citó al personal para darle nuevas instrucciones.

A partir de hoy, usted, además de estar en la puerta, va a preparar un diario semanal donde registrará la cantidad de personas que entran, sus comentarios y recomendaciones sobre el servicio.

- Me encantaría satisfacerlo, señor – balbuceó -, pero yo no sé leer ni escribir.

-¡Ah! ¡Cuánto lo siento!
-Pero señor, usted no me puede despedir, yo trabajé en esto toda mi vida.
-Mire, yo lo comprendo, pero no puedo hacer nada por usted. Le vamos a dar una indemnización hasta que encuentre otra cosa. Lo siento, y que tenga mucha suerte

Sin más, se dio la vuelta y se fue. El portero sintió que el mundo se derrumbaba. 

¿Qué hacer? Recordó que en el prostíbulo, cuando se rompía una silla o se arruinaba una mesa, él lograba hacer un arreglo sencillo y provisorio.

Pensó que ésta podría ser una ocupación transitoria hasta conseguir un empleo. Pero sólo contaba con unos clavos oxidados y una tenaza derruida. Usaría parte del 
DINERO de la indemnización para comprar una caja de herramientas completa.

Como en el pueblo no había una ferretería, debía viajar dos días en mula para ir al pueblo más cercano a realizar la compra. Y emprendió la marcha.

A su regreso, su vecino llamó a su puerta: 

– Vengo a preguntarle si tiene un martillo para prestarme. 
– Sí, lo acabo de comprar pero lo necesito para trabajar… como me quedé sin empleo… 
– Bueno, pero yo se lo devolvería mañana bien temprano. 
– Está bien

A la mañana siguiente, como había prometido, el vecino llamó a la puerta. 
– Mire, yo todavía necesito el martillo. ¿Por qué no me lo vende? 
– No, yo lo necesito para trabajar y además, la ferretería está a dos días de mula. 
– Hagamos un trato –dijo el vecino. Yo le pagaré los días de ida y vuelta más el precio del martillo, total usted está sin trabajar. ¿Qué le parece?

Realmente, esto le daba trabajo por cuatro días… Aceptó. Volvió a montar su mula.

A su regreso, otro vecino lo esperaba en la puerta de su casa. 
– Hola, vecino. ¿Usted le vendió un martillo a nuestro amigo … Yo necesito unas herramientas, estoy dispuesto a pagarle sus cuatro días de viaje, más una pequeña ganancia; no dispongo de tiempo para el viaje. 
El ex-portero abrió su caja de herramientas y su vecino eligió una pinza, un destornillador, un martillo y un cincel. Le pagó y se fue.

Recordaba las palabras escuchadas: “No dispongo de cuatro días para compras”. Si esto era cierto, mucha gente podría necesitar que él viajara para traer herramientas. En el viaje siguiente arriesgó un poco más de dinero trayendo más herramientas que las que había vendido. De paso, podría ahorrar algún tiempo en viajes.

La voz empezó a correrse por el barrio y muchos quisieron evitarse el viaje. Una vez por semana, el ahora corredor de herramientas viajaba y compraba lo que necesitaban sus clientes.

Alquiló un galpón para almacenar las herramientas y algunas semanas después, con una vidriera, el galpón se transformó en la primera ferretería del pueblo. Todos estaban contentos y compraban en su negocio. Ya no viajaba, los fabricantes le enviaban sus pedidos. Él era un buen cliente. Con el tiempo, las ciudades cercanas preferían comprar en su ferretería y ganar dos días de marcha.

Un día se le ocurrió que su amigo, el tornero, podría fabricarle las cabezas de los martillos. Y luego, ¿por qué no?, las tenazas… y las pinzas… y los cinceles. Y luego fueron los clavos y los tornillos… En diez años, aquel hombre se transformó, con su trabajo, en un millonario fabricante de herramientas.

Un día decidió 
DONAR una escuela a su pueblo. En ella, además de a leer y escribir, se enseñarían las artes y oficios más prácticos de la época.

En el acto de inauguración de la escuela, el alcalde le entregó las llaves de la ciudad, lo abrazó y le dijo:

– Sería para nosotros un gran honor poder contar con su firma en la primera hoja del libro de actas de esta nueva escuela. 

– El honor sería para mí –dijo el hombre–. Nada me gustaría más que firmar allí, pero yo no sé leer ni escribir; soy analfabeta. 

– ¿Usted? –dijo el Alcalde, que no alcanzaba a creerlo–. ¿Usted construyó un imperio industrial sin saber leer ni escribir? Estoy asombrado. Me pregunto, ¿qué hubiera sido de usted si hubiera sabido leer y escribir? 

– Yo se lo puedo contestar –respondió el hombre con calma–. Si yo hubiera sabido leer y escribir… sería el portero del prostíbulo!”

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